El Presidente Sebastián Piñera dio a conocer la semana pasada el proyecto "Chile país desarrollado: más oportunidades y mejores empleos". Sus objetivos son (1) potenciar el crecimiento de nuestra economía, (2) aumentar la productividad de nuestros trabajadores y (3) contar con empleos de mejor calidad. Todos temas de gran relevancia y dignos de profundizar.
De qué manera podemos lograr estas metas? ¿Cuál debe ser nuestra actitud para alcanzarlas?
Aunque suene repetido, se necesita un especial esfuerzo del sector público para proveer y potenciar una educación de calidad y equitativa para todos los chilenos. Es un tema largamente tratado y discutido, pero urgente. Educación de calidad e integral conlleva, entre otros, mejor productividad y mayor felicidad.
De qué manera podemos lograr estas metas? ¿Cuál debe ser nuestra actitud para alcanzarlas?
Aunque suene repetido, se necesita un especial esfuerzo del sector público para proveer y potenciar una educación de calidad y equitativa para todos los chilenos. Es un tema largamente tratado y discutido, pero urgente. Educación de calidad e integral conlleva, entre otros, mejor productividad y mayor felicidad.
Y ello no es menor pues, por ejemplo, un reciente estudio de la OECD concluye que el aparente estancamiento de la productividad durante la década pasada ha sido el factor principal en el menor crecimiento del PIB. Sólo con mejoras relevantes en este aspecto el país podrá lograr niveles de productividad que permitan llegar al desarrollo.
El sector privado también tiene una tarea fundamental en la derrota de la pobreza, a través de la creación de empleos dignos. Todo empresario chileno debe sentirse parte de este desafío nacional. El Papa Juan Pablo II, con gran preocupación por los temas sociales, comentaba en un discurso en Chile ante la CEPAL:
"El desafío de la Miseria es de tal magnitud, que para superarlo hay que recurrir a fondo al dinamismo y a la creatividad de la empresa privada, a toda su potencial eficacia, a su capacidad de asignación eficiente de los recursos y a la plenitud de sus energías renovadoras".
La tarea de emprender es crucial para la generación de nuevos y mejores empleos. Tenemos que formar conciencia que detrás de números y rentabilidades se encuentran personas que con su trabajo deben sustentar a sus familias. El empresario debe tener claro que es un administrador de bienes que debe multiplicar en beneficio de toda la sociedad.
Las palabras de uno de los primeros y más destacados emprendedores de las puntocom, Michael Paolucci, resultan inspiradores en este contexto "No sólo cambien su mundo. Avancen y sean grandes, y cambien el mundo para todos los que los rodean."
Para cambiar el mundo deben generar riqueza material, aplicando valores y ampliando el horizonte espiritual y cultural de los trabajadores. Volvamos a las raíces del empresariado, en donde debe radicar el afán por reinvertir y crear valor para toda la comunidad, dejando de lado el innecesario consumismo egoísta que impera en nuestros tiempos.
Las autoridades deben apoyar al sector privado a encontrar y fomentar las medidas necesarias para potenciar el emprendimiento y la innovación, facilitando que todo aquel que por su esfuerzo y dedicación pueda progresar, lo haga, indistintamente de su origen socioeconómico.
Estas medidas para aumentar la productividad y la creación de empleos permitirán lograr un crecimiento del 6%, pudiendo llegar al anhelado desarrollo en términos del PIB per cápita. Así, podremos llegar a formar parte de los países desarrollados el año 2018.
Aprendamos de ellos para poder ofrecer bienestar material a toda la nación, pero también aprendamos de sus errores y eduquémonos buscando un desarrollo integral y sustentable, potenciando la familia y la unidad, en dónde no sea el PIB el único indicador de la calidad de vida de los individuos ni la única variable de decisión, sino que ponderemos también un índice de desarrollo o crecimiento en la felicidad de nuestra gente.
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