miércoles, 24 de agosto de 2011

Hora de definiciones democráticas

Hora de definiciones democráticas

La dinámica generada por la lucha estudiantil, cuya motivación esencial ha sido avanzar hacia la igualdad de oportunidades en la educación, ha llegado a un punto de definiciones. Esta movilización, con la que han simpatizado amplios sectores de la sociedad, necesita traducirse en logros concretos. Hoy es posible materializar avances significativos porque se ha fortalecido el consenso respecto de la necesidad de fortalecer la educación pública, terminar con el lucro ilegal en la educación superior y crear condiciones para que las familias de los estudiantes de estratos bajos y medios no carguen con el peso de enormes deudas debido al costo de los estudios. Hoy es más claro para todos que el Estado tiene que aportar más recursos, asegurar mejores estándares de calidad y fiscalizar que se cumplan las leyes.

Creer que un plebiscito lo resuelve todo es ilusorio. Lo realista es apoyar un proceso que se exprese pronto en cambios tangibles. Ello requiere impulsar un conjunto de leyes, para lo cual se requiere una disposición constructiva de todas las fuerzas políticas.

Si nos interesa que la educación mejore, hay que dialogar y concretar acuerdos. El gobierno y el Congreso tienen una responsabilidad fundamental al respecto. También el Consejo de Rectores, que había logrado un acuerdo en 17 de 18 puntos con la Confech. ¿Se esfumaron esos puntos? ¿Ya no importan?

Sería lamentable que se impusiera la lógica de aquellos grupos que en realidad quieren “ganar a río revuelto”. Todos los actores tienen derecho a expresarse dentro del marco legal que hace posible la convivencia democrática, el pluralismo, el derecho a asociarse y manifestarse. Pero nada de eso es gratuito. La libertad de uno llega hasta donde empieza la libertad de los otros. No podemos conciliar con la violencia. El fin no puede justificar cualquier medio.

La lógica anarquista no abre ningún camino de progreso. Ojalá los dirigentes universitarios y secundarios lo tengan claro. Los encapuchados actúan en contra de los intereses del estudiantado.

Han sido muy lamentables los excesos verbales de algunos dirigentes políticos que, en los hechos, dañan la gobernabilidad. Las palabras imprudentes pueden generar actos imprudentes. No han pasado tantos años desde que la sociedad chilena cayó en una espiral de rabia y miedo que tuvo desastrosas consecuencias.

Algunos parlamentarios, ansiosos por sacar aplausos de los estudiantes, tienden a comportarse como adolescentes, cuando lo que necesitamos es que ayuden a concretar soluciones viables y leyes eficaces. Que ciertos diputados digan que no están disponibles para legislar entre cuatro paredes revela confusión completa sobre su rol. ¿Dónde van a legislar? ¿En la Plaza Victoria de Valparaíso? ¿O tienen que pedir permiso a tal o cual gremio para aprobar una ley? No es esa la forma de devolver prestigio a la política.

Ha habido demasiado temor y demasiado oportunismo de parte de algunos dirigentes políticos. Es como si les diera terror quedarse abajo del carro. ¿Y las convicciones dónde quedan? ¿Y la responsabilidad de dar conducción?

Cualquier gobierno se habría visto en dificultades para enfrentar las actuales demandas. Le tocó a este gobierno, que ha carecido de un rumbo coherente y ha perdido apoyo aceleradamente. Pero lo prioritario es buscar soluciones ahora, nos guste o no el gobierno de turno, nos caiga simpático o no el Presidente. Lo que importa es el interés nacional, en este caso conseguir progresos reales en el terreno educacional. Es obvio que si alguien cree que lo fundamental es hundir a Piñera a cualquier precio, sacará otras conclusiones y actuará en consecuencia. Pero aclaremos que el actual gobernante fue elegido por la mayoría de los ciudadanos para gobernar entre 2010 y 2014. No puede estar en duda el respeto a las reglas de la democracia.

¿Echarle más leña al fuego? Algún pirómano probablemente se entusiasme con tal perspectiva. Los dirigentes sociales y políticos responsables no deben dejarse arrastrar por esa forma de irracionalidad, la que puede terminar quemándonos a todos.

Esperemos que se impongan el realismo y la sensatez. Que el movimiento estudiantil consolide sus logros. Que los partidos actúen con sentido nacional y coraje. Que el gobierno se disponga a buscar acuerdos. Que el Congreso haga su trabajo. Que el país, en suma, dé nuevos pasos hacia una mejor educación y una mejor democracia.

Unión Homosexual



Unión Homosexual


En España vi una vez una campaña que hablaba sobre la discriminación, se mostraban personas diciendo frases discriminadoras con voces que no correspondían a las de ellas, el mensaje era: “tus prejuicios, no son tus palabras”. Si lo analizamos, es verdad. Cada vez que has dicho algo prejuzgando a alguien claramente es una frase que otra persona colocó en tu mente ya que no hay forma que puedas emitir un juicio de razón hacia otro si no lo conoces, o efectivamente desconoces lo que ves, sus actos, lo que dice, etc.

La discriminación por lo general va de la mano con la ignorancia, la falta de argumentos sólidos y la intolerancia a lo diferente. Sin embargo, la discriminación propiamente tal no es mala, es un modo de selección, de filtrado, de conducir nuestros intereses y deseos; el problema es la discriminación arbitraria, la que no tiene fundamentos, la que se basa en diferencias sin principios claros, cuando lo que finalmente daña al otro y lo situa a un nivel inferior, cuando todos deberíamos estar en el mismo por el solo hecho de ser personas.

A propósito de discriminar, siempre pensé que el matrimonio debía ser entre un hombre y una mujer, y bueno, eso podía ser algo que podía creer yo, pero ¿qué hay del resto de la sociedad? ¿Qué pasa si no todos creen en las mismas cosas que yo? ¿A que estoy privando a las parejas homosexuales con mi idea sobre matrimonio?

Me puse a hacer el ejercicio de por qué yo creía que el matrimonio debía ser entre un hombre y una mujer, preguntándome y desafiándome a mantener mi posición, y éste ha sido mi análisis:

1- Porque así me dijeron que era. La idea más primitiva de cualquier cosa nace de lo que tus padres, amigos, tíos, vecinos o quien sea, te dice cuando eres chico, entonces la primera fuente que encontré fue que siempre me habían dicho que era así, pero como ud ya debe estar pensando, que cosa más idiota y autómata. Pues lógicamente no se puede sustentar un argumento en algo que ideas colectivas de la sociedad te impuso, ya que en ese caso, de nacer en Suecia yo encontraría de lo más común el matrimonio entre personas del mismo sexo. Difícil se ve entonces vulnerar el principio de igualdad de acceso a las instituciones del Estado sosteniendo algo así. Proseguí…

2- Porque así dice Dios. Éste es el argumento más repetido que he encontrado. Cuando he preguntado siempre terminan en que “Dios dice”, o “la biblia dice que te juntaras con una mujer”. Me parece ridículo porque yo no puedo imponerle mis creencias a otro, la sociedad es de todos y el Estado laico, entonces no porque un Dios dice que te unirás a una mujer, las instituciones quedarán privadas para algunos sectores del país.


En el antiguo testamento Dios no habla de matrimonio, si no que sólo de unión, en el nuevo ya se habla de matrimonio, ya que es una institución griega incorporada a los romanos, y que, aunque a muchos no les guste la convivencia, para que efectivamente un hombre y una mujer en roma se casaran, debían convivir un año bajo el mismo techo.


Entonces finalmente no podríamos decir que es una institución cristiana, sino que más bien romana. Y aunque aseguremos que es cristiana, será Dios el que juzgará y sacará a los homosexuales del cielo, según dice Medina, y no nosotros los que deberíamos dejar fuera de las instituciones a un sector, que finalmente, paga impuestos igual que ud o yo.

3- Por el naturalismo. Se entiende que si la forma de continuar la especie, por el momento, sólo es a través de la unión de los gametos femeninos y masculinos, se debe respetar la institución del matrimonio como aquella para procrear hijos. Pero ¿es que acaso si existiera el matrimonio nadie se va a casar y tener hijos? Dirán, oh no! Qué asco, no nos casemos porque eso es muy gay! Y entonces nadie tendrá hijos….pues lamento decirles que más de la mitad de los hijos en Chile ya nacen fuera del matrimonio, entonces el argumento se cae…

4- Porque la palabra lo dice. La palabra matrimonio viene del latín matrimonium, la cual proviene de matrem (madre) y monium (calidad de). Matrimonio tiene un origen similar a patrimonio, formado por pater (padre) y el sufijo monium. El patrimonio refleja a los bienes adquiridos por herencia, mientras que matrimonio refleja la unión entre marido y mujer. Y bueno, supongo que no porque salario viene de sal a ud a fin de mes le entregaran un saquito de sal en vez de billetes. Sostener que por el origen etimológico de una palabra toda una parte de la población debe gozar de derechos distintos me parece que raya en la estupidez.

5- Porque la ley lo dice. Efectivamente el artículo 102 del Código Civil dice: “El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y para toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente”. Como ya habrá notado, es casi poético. Andrés Bello tenía una visión del derecho naturalista, y entendía que el matrimonio era aquello, pero como ya concluyó, de todo aquello, poco queda. Lo de “indisolublemente” se fue a las pailas con el divorcio, y para qué decir de “para toda la vida”. Lo de “procrear” es casi una ofensa para aquellas parejas infértiles o que deciden no tener hijos, es como que incumplieran la ley porque no están teniendo hijos como conejos. Como sea, lo que señala el Código Civil ha quedado ahí casi como adorno en vista de las reformas que ha tenido la ley de matrimonio civil en nuestro país, por lo demás es una ley simple y se puede cambiar….entonces, como carajo podría seguir diciendo “el matrimonio es sólo entre un hombre y una mujer!”

El análisis me sirvió para darme cuenta que todos los argumentos que se me daban o yo me creaba, no eran superiores al principio de igualdad, al de acceso a las instituciones y a lo que amnistía internacional nos reprocha, “que no se puede mantener a un sector de la sociedad fuera de los beneficios que traen las instituciones de unión” como el matrimonio. Efectivamente uds ya deben haber escuchado, que las parejas homosexuales no pueden transmitir sus bienes al momento de fallecer (en rigor podría dejarle la cuarta de libre disposición en el testamento), no pueden ser carga para el sistema previsional, no pueden ser compensados en caso que uno de ellos hubiera sacrificado su carrera por quedarse al cuidado del hogar, etc, etc.

¿La solución es el matrimonio? ¿Es el acuerdo de vida en común igual o no? ¿Qué tienen de diferente el Acuerdo de Vida en Común (AVC) con el matrimonio? Pues hasta donde yo sé, solo el nombre…. ¿o, no?


Y fue ahí cuando entendí porque, por el momento, no se está pensando en avanzar en el matrimonio homosexual. Entendí porque el MOVILH y el MOMS apoyan el AVC.


El AVC soluciona muchos de los problemas que tenían las parejas homosexuales (habló de las homoseaxuales porque me parece una ridiculez pensar que una pareja heterosexual va a querer ir al registro civil a hacer el mismo tramite que para el matrimonio y obtener casi los mismo beneficios, pero con otro nombre). Pero el AVC tiene una gran excepción, y esta es que las parejas homosexuales o heterosexuales en AVC no podrían adoptar.

Matrimonio implica que éste sea igualitario y no a medias, por tanto conlleva adoptar, y si bien la mayor parte de los países desarrollados aquello ya existe, en Chile no se ve como una buena opción, y no por los padres o madres adoptivos, si no que no podemos experimentar con los menores, no sabemos cómo reaccionará su entorno ante la idea de vivir en una casa con padres homosexuales y someterlos a infancias más duras aún no me parece correcto.

Con los niños no podemos experimentar, y es por eso que en vista de las injusticias que acarrea mantener alejados de una institución civil como el matrimonio, con los derechos y obligaciones que conlleva, y también teniendo en cuenta que ésta es una sociedad en vías de desarrollo y que los cambios deben ser incorporados de a poco, creo que el AVC es un correcto paso para que sea la sociedad toda que incorpore los conceptos y finalmente se llegue al punto en que cuando se mire para atrás se piense que retroceder es un acto casi criminal, como lo es en pensar en quitarle derechos a voto a las mujeres, o que ud trabaje 18 horas al día; Cuando llegue ese momento en que miremos para atrás y digamos, “si, el AVC fue lo correcto”, será el momento de mirarnos nuevamente y pensar si damos el paso hacia el matrimonio homosexual. Siempre es bueno ir de a poco ya que “los cuidados del sacristán, mataron al señor cura”.