martes, 22 de junio de 2010

Adolfo, el PRI Y el oportunista de Piñera

Sin quererlo, supongo, el campeonato mundial de fútbol ha logrado esconder a la opinión pública muchas cosas entretenidas realizadas por estos días, entre ellas, los 100 primeros días del Gobierno de Sebastián Piñera (que se cumplen hoy viernes) o el vértigo que provocó en la academia y farándula política la inminente designación del Presidente del Partido Regionalista Independiente (PRI), Adolfo Zaldívar, como embajador de Chile en Argentina.

Sobre los 100 primeros días del Gobierno no diré ni mú. De hecho y ya que la gallá está más pendiente de la pelotita, seré en extremo breve para referirme a dos asuntos que, a mi juicio, son bastante menos lateros que analizar los aciertos y errores del Presidente y demás actores de reparto. El primero, ya mencionado, es el hecho de que un declarado opositor a las ideologías representadas por el Gobierno de Piñera termine representándolo en Argentina y segundo, el extraordinario acierto comunicacional del Presidente al ir a ver el partido inaugural de “la roja” con los damnificados por el terremoto y maremoto en Dichato.
Vamos con Adolfo entonces.

Comienzo advirtiendo que Zaldívar se convertirá en el condimento exótico de un caldo, hasta ahora, aburrido y repleto de protocolares verduritas. Es decir, ¿cómo no va a ser entretenido ver los esfuerzos que mundo diplomático (de carrera y político) hará para explicar que el Presidente de un partido político opositor al gobierno se convierta en su representante en Argentina?.

Las elucubraciones el respecto no se harán esperar. Que la Casa Rosada aceptó porque Adolfo y los Kirchner son amigos o que Adolfo va porque conoce el tema de campos de hielo. Otros más aventureros advertirán que con esto sólo se materializa el definitivo desembarco del PRI en la Coalición por el Cambio, al tiempo que los chupamedias de siempre asegurarán que la designación de Adolfo es la más brillante idea que Piñera pudo inventar después de convencer a Jaime Ravinet de ser Ministro de Defensa.

Sea cual fuere el motivo que llevó a Piñera a proponer a Zaldívar y la de éste último de aceptar el desafío, lo cierto es que los beneficios inmediatos de dicha designación no serán para el Gobierno como creen en la Cancillería, más bien, el movimiento lo debería capitalizar Zaldívar y su colectividad, la que en una posición expectante respecto de su posición frente al Gobierno, tiene grandes oportunidades de brillar y atraer las miradas dentro y fuera de Chile, eso, siempre que sus dirigentes se pongan de acuerdo en una estrategia inteligente sobre la dirección y propaganda política.

El escenario menos probable, pero más atractivo, sería que su máximo líder (Adolfo) deje establecido que, a pesar de ser embajador de Piñera, el PRI quede en libertad de acción (y conciencia) para definir y desarrollar su propuesta política. Es verdad, sería impresentable una situación así, pero quizás por ello resulta más atractiva que sólo sumarse a un conglomerado sin identidad ni estructura como es la Coalición por el Cambio. ¿No me creen?. Pregúntenle a los chiquillos de Chile Primero.

El PRI deberá pensar muy bien su pasos. No será fácil la elección del sucesor de Adolfo. La Diputada Alejandra Sepúlveda estaría atada de manos al presidir la Cámara. Jaime Mulet no goza de la simpatía de los históricos (de hecho fue expulsado) y los históricos tampoco tienen el talante para conducir esta nueva etapa. Por lo tanto, a mi juicio, lo más razonable sería que la presidencia del PRI la asumiera el Diputado Pedro Araya. Es joven, tiene experiencia política y proviene del mismo lote colorín que huyó de la DC cuando expulsaron a su mesías.

Y como nadie sabe para quién trabaja, este asunto afectará también a la DC, quienes asustados ante nuevas tentaciones de La Moneda, verán como Mariano Fernández se infla y afirma en su candidatura repitiendo hasta el cansancio el discurso contenedor con que debutó en el pasado cónclave falangista. El más aplaudido hay que decir.

Pero bueno, dejemos el tema Zaldívar - PRI y pasemos al asunto de dormir en una mediagua y ver el partido de la selección chilena de fútbol en un campamento en Dichato.
Lo diré en seis palabras: EX - TRA - OR - DI - NA - RIO.

¿Por qué?. Simple. A diferencia de muchos (respetables e insignificantes) que se llenaron la boca con teorías oportunistas sobre el Presidente y los ministros, yo advertí la más inteligente y perfecta manera de tranquilizar a los miles de damnificados que pensaron que llegado el mundial, Chile se olvidaría de ellos. Y claro, es cosa de ver la programación asociada a la pelotita y la insoportable invasión publicitaria para verificar que sus miedos estaban bien justificados, pero gracias a Dios, el Gobierno y la ANFP se las arreglaron para que el evento sudafricano se juegue “para” y “por” los damnificados del terremoto. Si hasta enviaron la bandera desguañangada al hotel donde entrenan los muchachos.

Buena, notable y maravillosa estrategia para no perder el norte y la conciencia sobre nuestras prioridades. ¿Se entiende el punto?.

Ya, dije que sería breve, así que adiós, dejen sus comentarios, que tengan un muy buen fin de semana y nos leemos el próximo viernes (si el fútbol lo permite claro).

PD: Para los que echaron de menos la entrevista sobre el asunto Zaldívar, una palabra de consuelo: yo también.

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