El traspié de la Nueva Izquierda y los ruidos para la "operación retorno" de Bachelet Aunque Fulvio Rossi y Marcelo Díaz no gozan de alta popularidad interna en el PS, sus renuncias y sus críticas apuntaron contra la tendencia más poderosa del partido y núcleo duro del bacheletismo.
En el PS hacen la diferencia entre el senador Fulvio Rossi y el diputado Marcelo Díaz. Dicen que éste último podría terminar renunciando al PS, y algunos en el PPD apuestan a que "hasta podría llegar a ser candidato a senador por la Cuarta Región en un cupo de esta tienda", a partir de la fuerte molestia que le generó la decisión de privilegiar la reelección del senador Jorge Pizarro (DC), en pos del pacto electoral entre el socialismo y la falange.
Por el lado de Rossi, en tanto, en la mesa señalan que "no se irá del PS, a pesar de las duras críticas. Además para su reelección falta mucho tiempo".
Aunque se esperaba que planteara sus puntos de vista en el Comité Central e
l próximo 21 de abril, no asistirá, ya que tiene un viaje agendado hace dos meses a Palestina junto a la senadora Isabel Allende y otros legisladores.
Rossi solicitó cambiar la fecha de esta reunión e hizo un reclamo vía e-mail a los miembros de esta instancia.
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"Hay que terminar con el ruido interno... a la brevedad". Esa es la consigna que se ha escuchado con fuerza en la sede del PS en los últimos días, luego del duro golpe que los parlamentarios Fulvio Rossi y Marcelo Díaz propinaron a la conducción del presidente de la tienda, Osvaldo Andrade, al renunciar a sus cargos en la mesa partidaria.
La gran preocupación, es cómo la arremetida en contra de Andrade y la forma de enfrentarla ponen en riesgo la operación más importante del PS: garantizar que Michelle Bachelet se convierta en la candidata presidencial de la oposición.
Porque el actual escenario es completamente distinto al de hace un año, cuando la ex mandataria era la única carta conocida de la Concertación para La Moneda; hoy, si bien es la gran favorita - a gigantesca distancia de cualquier competidor - hay también en el ruedo una suma de otros nombres (Velasco, Gómez, Orrego y Rincón) dispuestos a llegar al menos hasta una primaria. Pero lo más grave, dicen en la oposición, es que esta semana también quedó en evidencia
que el propio partido de Bachelet enfrenta conflictos de larga data.
Los dardos no apuntan sólo al «cabezón», como le dicen a Andrade en el PS. Las mismas críticas de "déspota y autoritario" se las han formulado desde hace tiempo al presidente del Senado, Camilo Escalona. Y los cuestionamientos llegaron hasta su recién contratado asesor, el experto electoral Mahmud Aleuy. Pero esto no es casual: los tres conforman el trío más poderoso de «la Nueva Izquierda» la tendencia más influyente de la tienda. Y además son los que mantienen mejor relación con Bachelet y los que se han levantado como sus «escuderos».
Por eso, aunque Rossi y Díaz no son personajes que gozan de gran popularidad en el partido, sus juicios aún rebotan.
En este escenario, en el círculo de Andrade intentan poner paños fríos y dar rápidamente vuelta la página. Pero todavía está en la retina el amargo final del periodo de Escalona a la cabeza del partido, que dimitió tras los cuestionamientos por la derrota presidencial de Eduardo Frei y las renuncias a la tienda de Marco Enríquez-Ominami, Carlos Ominami, Alejandro Navarro y Jorge Arrate. Mientras que el actual timonel ha tenido que enfrentar la salida del diputado Sergio Aguiló, del ex senador Ricardo Núñez a la dirección del Instituto Igualdad -ambas por diferencias con la mesa- y la pér
dida en las primarias municipales de algunas capitales regionales importantes.
Pese a esto, en el PS creen que el futuro es claro: la «máquina» de la Nueva Izquierda ganará nuevamente las internas. Y los más optimistas piensan que así todo volverá a su "orden natural".
"La negativa de Montes"
Para recuperar la normalidad, ya comenzaron las gestiones para llenar los cargos que dejaron vacantes Rossi y Díaz. La «renovación», la tendencia del senador por la I Región, le había propuesto el nombre del diputado por La Florida, Carlos Montes, a Andrade. El timonel del PS conversó hace unos días la posibilidad con el parlamentario, pero éste rechazó la propuesta.
Ahora uno de los nombres que se baraja para el cargo es el del actual vicepresidente PS, Alvaro Elizalde, del «tercerismo», la tendencia de Ricardo Solari.
El dato no es menor para quienes apuestan que la trenza Andrade-Escalona-Aleuy seguirá al mando del PS, en una férrea estructura de poder que actúa coordinadamente desde la tienda, el Senado y la negociación política. Y es que, con el objetivo de allanar el camino para la vuelta de Bachelet a La Moneda con una Concertación ordenada, los tres hombres fuertes del socialismo han afiatado una relación estratégica, de mano dura.
A Andrade, le tocó tomar las riendas del partido cuando arreciaban todavía las críticas contra Escalona (éste había debido renunciar anticipadamente tras la derrota presidencial de Frei, entregando interinamente el cargo a Fulvio Rossi). De hecho, algunos sostienen que el actual timonel "heredó la mala imagen comunicacional que siempre tuvo y mantuvo Camilo Escalona, quien nunca subió en las encuestas". Y desde las otras corrientes internas se admite que "Andrade es más abierto y democrático que Escalona, pero lamentablemente sigue atrapado en la máquina de este último".
El ambiente interno
En ese cuadro, el episodio de las renuncias no ha pasado desapercibido y podría tener más repercusiones internas. Desde otras facciones, como el «tercerismo» y las «Grandes Alamedas» se dice que "sí o sí hay que hacer una revisión de cómo se está gobernando el PS y de cómo se nos ve desde el exterior".
Sacan a colación la pérdida de uno de sus emblemáticos en las primarias de Talca -el ex senador Jaime Gazmuri-, y acusan que es vox populi que los socialistas de la Nueva Izquierda votaron por el candidato radical, Alexis Sepúlveda, lo mis
mo que habría ocurrido en otros casos.
Pero también insisten en recordar sus antiguas críticas al escalonismo, haciendo notar lo alejados del gobierno de Bachelet que estuvieron estas dos tendencias. Y también apuntan a Aleuy, quien -aseguran- siendo subsecretario de Desarrollo Regional de les dejó poco espacio a estos lotes.
Frente a todo ello, la «Nueva Izquierda» no dudan en defender a Andrade. Aseguran que las críticas que lanzaron los dimitidos parlamentarios son injustas porque "vez que pudo, trató de incluirlos en los distintos debates internos".
El otro flanco abierto para la actual mesa es si adelantar o no los comicios internos previstos eventualmente para fines de julio o la primera semana de agosto.
Andrade estaría por realizarlas lo más pronto posible para quedar legitimado ante la militancia e iniciar "así una buena campaña municipal". Ello, mientras las demás facciones se aprestan a levantar listas.
La «Renovación» -corriente fundada y aún liderada por el ex senador Ricardo Núñez- sacó en las última interna el 20 % de los votos. Por lo tanto, la secretaría general debiera seguir en sus manos, sostienen.
Mientras, la apuesta de «la Nueva Izquierda» es que al final la trenza Andrade, Escalona-Aleuy quedará más afiatada que nunca.