viernes, 18 de marzo de 2011

Estos cabros son los que traen Lollapalooza a Chile

Estos “cabros” son los que traen Lollapalooza a Chile

Maximiliano del Río y José Manuel de la Barra, de Lotus Pro, llegaron a la Fundación Imagen de Chile a contar porqué se eligió esta capital para sacar por primera vez el megaconcierto fuera de Estados Unidos.

Maximiliano del Río y José Manuel de la Barra en la Fundación Imagen de Chile.

El año 1998 en la comedia “Loco por Mary”, uno de los farsantes que pretendía a la rubia de la película decía que había visitado dos veces Santiago en un año para, posteriormente, desmentirlo diciendo “¡a quién se le puede ocurrir ir a Santiago dos veces en un año!”. Esa ciudad sin onda quedó sepultada por la edición del 7 de enero de 2011 del New York Times, que posiciona a la capital de Chile en el primer lugar de 41 destinos turísticos top, argumentando la bullente “cultura moderna” que emana de sus calles.

Acercándose a esta segunda idea, el 2 y 3 de abril se llevará a cabo el festival de rock Lollapalooza, uno de los más importantes del mundo. La Fundación Imagen de Chile decidió celebrar este acontecimiento en compañía de de dos miembros de Los Búnkers (en videoconferencia, desde México) y la cantante Javiera Mena, que estarán en lo que ahora todos llaman el "Line Up" del concierto.

Sin embargo, los primeros en llegar a la conferencia donde la fundación celebraba a la ahora ondera ciudad, se encontraban los verdaderos responsables de que Perry Farrell, organizador del Lollapalooza original, se aventurase a traer a su creación favorita por estas tierras australes. Se trata de Maximiliano del Río y José Manuel de la Barra, que junto a su hermano Sebastián (De la Barra) conforman Lotus, gestora del megaconcierto.

“Cuando preguntan porqué Santiago decía ¿qué les respondo?¿Que Santiago es la mejor ciudad económicamente?”, dice Maximiliano, quien cree que al final “fue la buena onda que se armó” entre Lotus con Perry Farrell y su equipo lo que primó en las gestiones para elegir esta ciudad.

Esa buena onda se empezó a forjar en el festival de Coachella, en California, donde se dio el primer contacto con el equipo original de producción del festival alternativo. Después vino una visita a Lollapalooza Chicago y finalmente los chilenos invitaron a Farrell y compañía al festival Maquinaria, producido por ellos del año pasado.

CABROS RELAJADOS

“Somos cabros relajados, tratando de hacer las cosas no sólo con una finalidad económica, que si bien es muy importante, lo que queremos es que sucedan otras cosas”. Así define Del Río, economista de 30 años, a su equipo.

“Cuando ellos nos vieron a nosotros se vieron a ellos mismos retratados hace 20 años”, dice José Manuel de la Barra, de 25 años, quien lejos de pensar que la juventud transmitiera informalidad, cree que “les dio seguridad y confianza para renovar un festival como Lollapalooza con gente joven, con público joven y con música joven como es la de Santiago”.

“Hay productoras gigantes que tienen gerentes generales y lo único que miden es la productividad. Nosotros estamos funcionando con otro chip no más, ¿cachái? Y eso es todo”, explica Del Río, quien concluye que estamos frente a “una instancia diferente en un país donde nunca se han llevado a cabo festivales de esta magnitud. Esto conlleva también un cambio social, que la gente se va a tener que ir acostumbrando a que en Santiago las cosas sucedan. Y vieron que íbamos a vivir esto, que ellos ya habían vivido en Estados Unidos y pensaron que nosotros éramos las personas correctas para vivir este cambio”.

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